Soy un poquito bibliófilo, sí.
Muchas veces estoy leyendo algo para a los días comprar otro libro que llama más mi atención y ocupa el lugar de lo que sea que estuviera leyendo y, como muchos, me digo que igual los leeré todos algún día sin pensar en dejar de agregar ejemplares a mi colección. Todo el que disfrute de leer podrá entenderme, espero. Al principio, cuando tienes poca experiencia o no tienes un libro realmente favorito, leer es un proceso de descubrimiento y fascinación constante; no crees que existan los malos autores y cuando llega a tus manos cada uno parece salido de la mente del mejor escritor de la historia. Cada argumento es excitante y cada trama novedosa... hasta que pasa lo que pasa.
Muchas veces estoy leyendo algo para a los días comprar otro libro que llama más mi atención y ocupa el lugar de lo que sea que estuviera leyendo y, como muchos, me digo que igual los leeré todos algún día sin pensar en dejar de agregar ejemplares a mi colección. Todo el que disfrute de leer podrá entenderme, espero. Al principio, cuando tienes poca experiencia o no tienes un libro realmente favorito, leer es un proceso de descubrimiento y fascinación constante; no crees que existan los malos autores y cuando llega a tus manos cada uno parece salido de la mente del mejor escritor de la historia. Cada argumento es excitante y cada trama novedosa... hasta que pasa lo que pasa.

La gente que lee, desde mi perspectiva, lee cada vez más y tan enérgicamente precisamente porque la lectura funciona como una droga, como un buen sexo que desesperadamente deseas volver a experimentar y esta desesperación aumenta a lo largo del tiempo. Puede que un libro realmente te guste pero inconscientemente quieres leer más y más rápido para acelerar ese choque psicológico con una buena pluma, ideología, prosa o verso. Buscas re encontrar a tu libro favorito. Yo digo que buscas re enamorarte de la lectura, puede que tengas pésimas rachas, rachas en las que crees de verdad que los buenos autores murieron con Márquez o Saramago aunque en ti persista, mínima, la esperanza de volver a encender la llama de tu pasión lectora, tranquilo... llegará. Autores buenos hay y muchos. Forzar la lectura, incluso tú mismo, es desgastar tu cerebro. No todos los libros merecen ser terminados, con la pena. Leer por obligación, no.
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